ejercicio de nerviosismo

Cuando ya había desgastado la habitación de tanto pisarla miré por la ventana La luna me miraba con lentillas cratéreas Di media vuelta y la ignoré Las estrellas me miraban ¿Qué quieren? Mascullé al cielo Infinidad de infinidades clavaron sus ojos en mi cogote Respiré profundo y escupí al suelo pequeños trozos de uñas Cogí la caja de Kruger y saqué uno El muy torpe se cayó Lo recogí y fui a encenderlo con el dedo ¿Quieres fuego? Me preguntó una fugaz desde la Osa Mayor No! Me peiné sin peine y me abrigué sin frío Y el reloj que me miraba ¿sabes qué hora es? no vendrá Habían pasado quince segundos desde la última vez que me lo había preguntado El aire me escrutaba y decenas de hormigas acampaban en mi barriga, cuartel general, y viajaban por mis venas, mis arterias y mi todo El pitillo que colgaba de mi temblorosa boca me miraba ¿es que no me vas a encender? Cállate, por Dios! Las gotas de sudor de mis mordisqueadas manos me miraban Las maté aplastándolas contra mi pantalón Entonces sus amigas, las de la frente y el sobaco se revelaron y empezaron a deslizarse por mi cuerpo Las quería aniquilar también, pero era tarde Grité el silencio y descansé