Saturday, March 18, 2006

hay algunos que incluso viajan por placer....




Por la ventanilla la veo surgir de las tripas del mar, fuerte y sensual, como es ella. Ya casi no recordaba el color de las venas de su piel, volcánicas, de escamas terrosas, pero tan lindas. Me descubre dentro del avión, imposiblemente recostado en los sillones de mala leche, ensimismado en sus cambios. ¡Y que siempre me toque el ala cuando viajo! Odiosa barrera entre su voz y la mía. Muchacho, veinte años fuera de casa es mucho tiempo, me dice la isla. ¿Dónde has estado lejos de mí? Y yo sin saber que responderle. Que ganas de que...El olor del regreso a casa, melocotón, me infla las aletas de la nariz. ¿O era olor a quemado? Gritos, gentes, desmayos. Fuego, bola de fuego, y algo que se desprende. Me acomodo entonces, feliz en mi asiento, mullido, y puedo contemplarla en todo su esplendor. Bellísima.